Me pongo en presencia de Jesucristo y me someto a su señorío. Me revisto de las armas de Dios para poder resistir las acechanzas del diablo. Me mantengo firme, en pie, ceñida mi cintura con la verdad y revestido de la justicia como coraza. Abrazando siempre el escudo de la fe, para poder apagar con él todos los encendidos dardos del maligno. Tomo también el yermo de la salvación y la espada del espíritu que es la palabra de Dios (ef.6,10,11,14,16-17)
En el nombre de Jesucristo rechazo a Satanás y todas sus obras. Rechazo todo poder que no sea de Dios y toda forma de veneración que no ofrece verdadero honor a Jesucristo. Renuncio a todos los beneficios de artes mágicas y al mal en todas sus formas.
En el nombre de Jesucristo renuncio a cualquier apertura hacia lo oculto y me separo de tales influencias en mi vida familiar. Renuncio. En el nombre de Jesús, expulso de mi todos los espíritus de odio, envidia, amargura, rechazo, falta de perdón, lujuria, gula, orgullo y pereza. Expulso espíritus de mentira, engaño, distorsión y confusión.
Renuncio a todos los espíritus que me lleven por mal camino en el uso correcto del don carismático de palabra de conocimiento, rechazo todas estas cosas y te pido tu perdón, Señor Jesús, por cada vez que he buscado conocimiento fuera de ti.
Te pido perdón por cada vez que me haya realizado en el ocultismo para llegar al conocimiento, porque no estaba centrado en ti.
Pido que me perdones por todas esas formas en que no te he dejado ser mi Señor. Limpia y purifica mi corazón, Señor. Recibo tu perdón, y me perdono.
Gracias, Padre Celestial por tu amor eterno.
Gracias Jesús por darme tu Espíritu Santo.
Gracias Espíritu Santo por llenarme de tu luz y amor, de tu salvación, paz y alegría
Amén