Soy consciente, Padre y Dios mío, de que tú sabes de todas mis tinieblas y pecados, pero también se que tu misericordia y perdón alcanzan a todos aquellos que se arrepientan de sus crímenes y concupiscencia, lo mismo en este mundo que en los infiernos tenebrosos.
También se, Señor, que pese a mis tinieblas no he vivido en vano, pues conozco de tu existencia y de tu amor y yo te he conocido con la luz que tú me has dado y también he sabido quien es nuestro hermano, el Señor Jesucristo, por medio del cual nos otorgaste el perdón y la redención.
Se también por tu Espíritu que tu palabra eterna sólo puede ser oída por aquellos a quienes tú, Señor, les das tu Santo Espíritu, pues no existe ningún muerto que en su alma la pueda oír; si tú Señor de la vida, no le das esa vida.
Sé asimismo, que el perdón y la salvación de nuestro pecado de muerte que tú nos diste por medio del Santo Hijo Jesucristo, es para todos aquellos de tus hijos arrepentidos que quieran volver a la casa del Padre.
Se también Señor, que tus no salvas a los que no quieren ser salvados y endurecen su corazón y tienen por único Dios el orgullo de su mente carnal torturada y pervertida; pero ellos, en sus pecados ignoran que tu eres eterno y todos los tiempos y espacios están delante de tu faz y presentes ante tus ojos y que ellos están presos en el tiempo y el espacio, presos de su propia mente y de las creaciones de ellas.
Quizá pasen miles o millones de años antes de que se arrepientan de estar en guerra contra ti, pero, si vuelven hacia ti sus ojos, tu tendrás misericordia y perdón para ellos, pues tu, Señor, eres el único bueno y en ti no existe sombra alguna del mal
Jordi Mora (exorcista)